EL TORNADO

De pronto mi casa voló por los aires. Pude verlo llegar dos segundos antes de que se nos llevara a todos en volandas. Altivo, inmenso, violento. Se acercaba con furia, tronando como un lobo enloquecido. Como un gigante que amenaza con aplastar todo cuanto encuentra a su paso. Corrí hacia Fluppy y me agarré a él con todas mis fuerzas y esperé. Mis pequeñas manitas asían su cabello como si éste fuera a sostenerme en tierra firme. De un segundo a otro todo tronó y mis pies se levantaron del suelo. Todo se tornó confuso. Daba vueltas en torno a mí, alrededor de un núcleo vacío. A lo lejos vi una bola peluda que se sacudía con furia. Allí iba Fluppy. La tormenta de colores a mi alrededor me hizo creer que una catástrofe podía llegar a ser hermosa. Mis lagrimas se unían al remolino haciéndolo húmedo y brillante. Mi cabello, acabado de trenzar parecía de nuevo el de un espantapájaros; y mi casa, aniquilada, flotaba en mil pedacitos alrededor de mí. Mis ojos infantiles iban de lado a lado identificando todo aquello que un día me hizo niña, mis muñecas, mis ilusiones, mis sueños... Todo se tornó gris, el calor se volvió frío, el viento se afiló. Cerré los ojos y esperé. Decidí que cuando volviera a tocar el suelo posiblemente fuera ya mayor.

Simplemente Paula Casaña

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares