El regalo

Hay algo en este mundo mío que sonríe sin querer cuando me despierto. Algo que lo hace cada vez un poquito más mágico de lo que simplemente parece. Esta vez es sólo un pequeño regalo, algo que podría no ser tal cosa; podría decidir no verlo e incluso considerarlo molesto;

Hoy mi ilusión se transforma en ese rayo de luz que cruza tímidamente mi persiana por la mañana, que en vez de derretirse orgullosamente por los sinuosos ángulos de el monumento del gran Gaudí, se desliza por las incomodas rendijas para acabar iluminando una baldosa de mi habitación, un centímetro de mi colcha… un humilde pedacito de mi día. El “porqué” no lo conozco… Pero su elección me ha hecho feliz cuando podía no serlo. Alguien ha permitido que yo escoja sonreír.

Han cantado las aves en algún lugar del campo, y yo, reinvento el final de mi sueño mientras me planteo qué daré de mí en este nuevo día que se me ha dado. Una hoja en blanco en una historia interminable; un baúl de alegrías, otro de tristezas; un arca de conocimientos y otra de envidias; un armario de amor, otro de egoísmo… Y entre ese infinito tumulto de posibles elecciones, se extiende un largo camino de ramales para que yo misma me pierda, vaya y vuelva cuantas veces quiera.


Simplemente Paula Casaña


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